Siglo XX: la Patria que trabaja y marcha

contexto histórico/Siglo XX: la Patria que trabaja y marcha

“(…)
El trabajo ennoblece y seduce,
Hace que nuestra alma flote en las alturas,
Quien trabaja siembra en terreno,
¡Que nos da fuertes mieses maduras!
El trabajo es deber que se impone,
Tanto al rico que la suerte exuda,
Como al pobre que lucha sin tregua,
¡En la más dura y exhaustiva pelea!
(…)”
— José Rangel y Duque Bicalho, Parte de “Canção do trabalho”, 1932

La Revolución de 1930, liderada por Getúlio Vargas, además de acabar con la llamada República Vieja (caracterizada por el liberalismo en el plan económico, combinado con el coronelismo en el plan político), abrió las puertas para lo que más tarde se conoció como la Era Vargas, que duró hasta 1945. En esos quince años, hubo un cambio en el perfil económico del país y cambios substanciales tanto del punto de vista de la política internacional como de la política interna.
Bajo el liderazgo del Estado, el país se industrializó, motivado también por la necesidad de sustituir importaciones, ya que tanto la industria europea como la norteamericana volcaron sus esfuerzos hacia la producción bélica durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Sumándose a los sectores pioneros, tales como la tejeduría y la alimentación, se instaló un parque industrial de base. Así, se crearon la Compañía Siderúrgica Nacional, la Compañía Vale do Rio Doce, la Compañía Hidroeléctrica del São Francisco, emprendimientos vistos como inductores de una política de desarrollo industrial y económico, en un país que se modernizaba y se urbanizaba, inducido por el fin del ciclo del café.
El trabajador urbano emerge como un nuevo sujeto social que merece atención. Es particularmente de ese segmento social que el régimen gana apoyo político, siendo constantemente alimentado por medio de acciones efectivas y mucha propaganda. En el plan de acción, el gobierno Vargas, además de garantizar el acceso al trabajo por medio de la política industrial, implementó medidas intervencionistas que pasaron a garantizarle derechos a los trabajadores: sueldo mínimo, jornada de trabajo, vacaciones remuneradas son ejemplos de innovaciones que transformaron el Estado Brasileño en un árbitro entre el capital y el trabajo.
 

Al mismo tiempo, la legislación que garantizó nuevos derechos, estableció límites a la organización de los trabajadores. Los sindicatos, para ser reconocidos, tenían que someterse a algunas reglas, quedando a merced del Estado.

Al mismo tiempo, la legislación que garantizó nuevos derechos, estableció límites a la organización de los trabajadores. Los sindicatos, para ser reconocidos, tenían que someterse a algunas reglas, quedando a merced del Estado.

Operando de manera populista – o sea, reconociendo derechos pero volviendo a la población dependiente del Estado – el “varguismo” acabó por coquetear con regímenes totalitarios, tales como aquellos emergentes en Europa en la misma época. Las acciones y los discursos se dirigían a los “trabajadores de Brasil” que debían movilizarse para hacer con que el país se desarrollara. En ese sentido, la celebración del 1º de mayo ganó contornos cívicos, involucrando grandes festejos y desfiles, con canciones tales como la que se encuentra en el epígrafe arriba.
En las ondas de radio, se exaltaban los valores y la cultura nacional, ya fuera por medio de la programación musical, o por medio de la “Hora de Brasil”, programa diario producido por el Departamento de Prensa y Propaganda, responsable por la diseminación de los hechos del gobierno. El samba, transformado en producto símbolo de la Nación, pasó a ser exportado como sinónimo del exotismo brasileño.
No demoró mucho para que la industria cultural y la diplomacia de los EEUU miraran hacia esas manifestaciones como una oportunidad tanto del punto de vista comercial como político. Entre los esfuerzos emprendidos a lo largo de la Segunda Guerra, la llamada Política de Buena Vecindad buscaba cooptar con los países sudamericanos. Para eso, además de los argumentos de orden política y económica, era necesario conquistar corazones y mentes de las personas comunes, movilizando para eso la industria del cine de Hollywood.

Carmen Miranda fue la principal embajadora de ese Brasil exótico y caluroso. Multi artista, comprendió como pocos la convergencia de talentos exigida por la industria del cine. Cantante, bailarina y actriz, hizo de sí misma un personaje

Carmen Miranda fue la principal embajadora de ese Brasil exótico y caluroso. Multi artista, comprendió como pocos la convergencia de talentos exigida por la industria del cine. Cantante, bailarina y actriz, hizo de sí misma un personaje

En un viaje por Latinoamérica, Walt Disney creó algunas animaciones, como “Hola, Amigos” y “¿Ya estuviste en Bahía?”. En ellas, son reforzados el exotismo y, sobre todo, la aproximación entre los EEUU y los países de Latinoamérica.
Eso explica, en parte, la elección política que el “varguismo” hizo a favor de los Aliados, a pesar de que su gobierno tuviera contornos fascistas en el plan interno. Aún, mientras fue posible, la posición brasileña fue neutra en el conflicto, motivada sobre todo por la necesidad económica, ya que las relaciones comerciales de Brasil con Alemania y EEUU tenían peso equivalente.

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El quinto capítulo de “La infancia de Brasil” muestra ese rico período de la Historia de Brasil, captando flagrantes de una sociedad contradictoria, que transita entre lo moderno y lo arcaico. Una sociedad que oscila entre la protección de la infancia y su formación para el trabajo. Que posee un régimen que se muestra dictatorial para sus ciudadanos al mismo tiempo que se compromete con la Segunda Guerra, al lado de aquellos que defendían la democracia. Sin pretender ser didáctico, el cuadrinista José Aguiar prioriza los contrastes entre la labor diaria y el encantamiento por el cine a partir de la mirada de una madre y sus hijos.

 

—Claudia Regina Baukat Silveira Moreira es licenciada, bachiller y máster en Historia por la Universidad Federal de Paraná. Actualmente es profesora de la Universidad Positivo y doctoranda en Políticas Educacionales en el Programa de Postgrado en Educación de la Universidad Federal de Paraná.

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