Lo complicado de reconstruir una casa, una ropa, o mismo el tipo físico de los personajes que componen un período tan nebuloso como el siglo XVI en Brasil es la falta de registros confiables de lo que de hecho existía por acá en aquella época. ¿Qué sobró de las construcciones de madera y arcilla de aquel período? Simplemente nada. ¿Qué sabemos exactamente sobre los pueblos indígenas que convivían con los colonos? Muy poco. Los pocos registros hechos por los Portugueses de entonces no tenían la preocupación de un Debret, dibujante que apenas registraría nuestros paisajes y lo cotidiano en el siglo XIX. Los colonos no eran ni siquiera exactamente colonizadores, pues en aquél tiempo no existía el interés real de fundar una colonia acá. El objetivo de tener europeos viviendo en nuestro litoral era básicamente apenas extraer madera y mantener la posesión del territorio. Uno de los pocos restos arquitectónicos de ese período es la Fortaleza dos Reis Magos, iniciada en 1598, en la ciudad de Natal, en Rio Grande do Norte. Sin embargo, nuestro proyecto no es sobre hechos militares de la historia “oficial”, sino sobre la vida de gente común, especialmente niños.
Por ese motivo, opté por un trazo más caricaturesco para representar especialmente a los personajes. Sabemos que el Brasil de aquella época era una tierra bruta para los colonos, hecha de hombres y mujeres con historias personales duras y que vivían aquí en condiciones precarias. Por eso, busqué representar sus aspectos físicos marcados, los cuerpos torcidos, las ropas sencillas, casi harapos. El Cine dio algunas pistas para armar mi “caricatura” de una era pasada. Películas como “Desmundo”, “Hans Staden” y hasta “1492 – a conquista do paraíso” (que no pasa en Brasil, pero está en el mismo período histórico del capítulo) y “A Missão” me ayudaron a pensar como debía ser un habitante del Brasil de cerca de quinientos años atrás. A partir de ahí el desafío fue encontrar mi manera de representarlos. Al optar por un lenguaje menos “naturalista” les dejo la tarea de vestir a cada personaje, imaginar sus texturas, olores y muecas. De esa manera, reconstruimos juntos personas que quizás puedan haber existido de hecho.